La atención de personas mayores y dependientes no es fácil. Requiere de mucho trabajo y dedicación y supone la creación de vínculos emocionales con una persona que está en sus últimas décadas de vida. Por esta razón no es raro que las personas que se dedican a este tipo de atención, ya sean cuidadores profesionales o familiares, sufran el denominado síndrome del cuidador.
Índice
¿Qué es el síndrome del cuidador?
El síndrome del cuidador o síndrome del cuidador quemado es el trastorno que sufren las personas encargadas del cuidado de otra, debido al desgaste físico, mental y de su salud general que provoca el cuidado constante y continuado de una persona.
Se trata de algo común, en especial si el cuidador es un familiar, ya que, al trabajo de atención y agotamiento general, se suma un componente emocional muy importante dado que lo habitual es ver y sentir cómo la esencia de un ser querido se va desvaneciendo poco a poco.
Causas del síndrome del cuidador quemado
Como hemos mencionado, el cuidador se somete a una gran presión y ese cuidado constante de otra persona puede repercutir negativamente en el cuidado de sí misma. Las causas de ello pueden ser las siguientes.
Confusión del rol: a veces separar el rol de cuidador de las otras facetas de la persona puede resultar muy complicado. Al estar pendiente 24 horas de una sola persona, el cuidador o cuidadora no consigue desconectar y esto acaba por afectar a su vida social, trabajo y salud.
Expectativas poco realistas: a veces las personas que se implican en este tipo de trabajos tienen la expectativa de que van a poder producir cambios rápidos en la persona, sin embargo, esto no siempre es así y ese resultado provoca una gran desilusión.
Falta de control: a veces los cuidadores pueden sentirse frustrados por carecer de control sobre la situación en la que trabajan con la persona: falta de recursos, tiempo, etc.
Otros factores: muchas cuidadoras no saben identificar el punto en el que empiezan a sentirse quemadas, lo que puede provocar que tanto su salud como su trabajo se vayan deteriorando.
Por otro lado, debemos tener en cuenta que los cuidadores de personas con demencia sufren del síndrome del cuidador con más frecuencia que otras, ya que debido a las particularidades de esta patología, el trato con personas que la padecen puede resultar más complicado y cansado.
Los 10 síntomas más frecuentes del síndrome del cuidador quemado
Como hemos mencionado, el cuidado de una persona mayor o dependiente no es fácil y en ocasiones la persona que atiende puede verse tan desbordada por la situación que descuide su propio cuidado emocional y físico.
Llegado este punto, el cuidador puede sufrir una serie de síntomas que le afecten a nivel físico, emocional y social. A continuación, citamos los más frecuentes:
- Agotamiento físico y mental
- Tristeza e irritabilidad con cambios de humor repentinos
- Alcoholismo o adicción al tabaco
- Depresión y ansiedad
- Dolores de cabeza y en la espalda alta
- Trastornos del sueño
- Alteraciones del apetito, descuido de la alimentación
- Soledad y aislamiento social
- Problemas de memoria y atención
- Pérdida de interés y motivación general
Además de estos síntomas podemos encontrar otros como: falta de concentración, olvido de citas, negligencias,
Fases
- Fase del estrés laboral: en esta primera fase, el cuidador realiza un sobreesfuerzo físico y mental que le lleva al límite. El agotamiento empieza a aparecer, así como la irritabilidad y la ansiedad. Además, se puede iniciar el abandono de la propia persona, descuidando la alimentación y una vida saludable.
- Fase del estrés afectivo: en esta fase, el cuidador se siente solo y puede aparecer la soledad y el aislamiento social.
- Fase de inadecuación personal: en esta tercera fase, el cuidador empieza a notar de forma más palpable las consecuencias físicas y psíquicas del sobreesfuerzo realizado. La depresión, trastornos del sueño y la alimentación.
- Fase de vacío personal: esta fase solo aparece en caso de fallecimiento de la persona atendida, en el llamado “duelo del cuidador” que desarrollaremos más adelante y que se caracteriza por el sentimiento de culpabilidad y la sensación de vacío.
¿Cómo cuidar al cuidador y ayudarle a superar este síndrome o evitarlo?
El síndrome del cuidador acaba repercutiendo de diferentes maneras sobre la persona que se dedica al cuidado de la persona mayor o dependiente, sin embargo, existen maneras de superar el síndrome del cuidador que te detallamos a continuación:
- No ser el único cuidador: de esta manera no recae toda la responsabilidad del cuidado sobre una sola persona que tenga que estar pensando 24 horas pensando en el cuidado de la persona dependiente.
- Llevar una vida saludable: no dejar de cuidarse con una alimentación equilibrada y deporte, así como mimarse y darse algún capricho ocasionalmente.
- No abandones tu vida: sigue en contacto con tus amigos y amigas, sigue practicando los hobbies que te gustan, etc.
- Mantener una actitud positiva: aunque es muy fácil decirlo y no siempre llevarlo a cabo, una actitud positiva es fundamental para no caer en síndromes negativos de este tipo.
- Pide ayuda: no tienes que hacerlo tú todo siempre. Busca ayuda cuando la necesites de profesionales sanitarios u otros familiares.
- Facilita la autonomía de la persona atendida: es bueno para ella y bueno para ti. La persona dependiente al ganar autonomía se sentirá más útil y valiosa, mientras que tú tendrás un respiro.
- Comunícate: comunica la evolución de la persona con el resto de la familia u otros cuidadores. De esta forma el resto de personas también podrán implicarse. Importante también transmitir como nos sentimos.
¿Qué sucede al fallecer la persona atendida?
El síndrome del cuidador cuando fallece conocido también como “duelo del cuidador” aparece tras la muerte de la persona que el cuidador ha estado atendiendo.
En muchos casos esta persona ha estado muchos años atendiendo a la persona fallecida e incluso puede ser un familiar. Sin embargo, lo sea o no, lo cierto es que ha sido una parte importante de su vida en los últimos años, razón por la cuál aceptar esta pérdida y afrontarla no es fácil.
Además, en el caso del cuidador no profesional, cercano a la familia, suceden dos cosas que debemos tener muy en cuenta.
- Sentimiento de culpabilidad: en ocasiones es posible que el cuidador desarrolle un sentimiento de culpabilidad por no haber cuidado perfectamente a la persona fallecida o por haberse dedicado tiempo a ella misma y no estar permanentemente al cuidado de la otra persona.
- Sensación de vacío: una vez la persona atendida ha fallecido, el cuidador se ve en una situación en la que dedicaba un gran número de horas al día al cuidado de esta persona, pero al no estar ahora se ve frente a un tiempo libre que no sabe como llenar. Ese tiempo combinado con la tristeza y la sensación de vacío pueden ser muy dañinos, por lo que conviene ocuparse rápidamente y pedir ayuda a quien sea necesario, así como compartir el dolor del momento.
En algunos casos este síndrome puede aparecer con cierta antelación al fallecimiento, precedido por una enfermedad crónica que disminuye en gran medida las capacidades de la persona.
Es importante contar con el apoyo de la familia o incluso ayuda psicológica que nos que nos ayuden a afrontar de la mejor manera posible este síndrome.
Recomendaciones de Depencare
En Depencare estamos concienciados sobre su existencia y realizamos un seguimiento mensual no solo para valorar el servicio, sino también a la cuidadora, para asegurarnos de que todo va bien.
Si los cuidados de la persona dependiente los está realizando un familiar, te recomendamos, además de compartir las tareas, que el resto de familiares llame con cierta frecuencia a la persona que está ejerciendo de cuidador para asegurarnos de que no está excesivamente quemada por la realización de los cuidados. Al final es algo que no solamente va en beneficio del cuidador, sino también de la persona dependiente.
Y recuerda, si podemos ayudarte de alguna manera, ponte en contacto con nosotros.
