Normalmente, los estudios realizados sobre nutrición se han centrado en niños y adultos.
Recientemente, debido al aumento de la esperanza de vida, se han dirigido a la población anciana. En
este post te hablamos de la problemática de los ancianos que no quieren comer y los factores que
condicionan su alimentación.
La correcta alimentación en esta etapa de la vida es de vital importancia y la recomendación general
para llevar una dieta equilibrada es reducir las llamadas calorías vacías y, por otro lado, potenciar el
consumo de vitaminas, fibras y proteínas.
Índice
¿Por qué las personas mayores pierden el apetito?
Los trastornos de alimentación pueden ser de tres tipos:
- Inapetencia: Se trata de una afección que se caracteriza por una falta de apetito ya sea de forma
continuada o simplemente momentánea. Como consecuencia, la persona anciana que la padece sufre
una pérdida de peso repentina que puede generar debilidad. - Anorexia: Las personas mayores también pueden sentir el temor al aumento de peso y tener una
percepción distorsionada de este. Los ancianos con este trastorno se caracterizan por un peso
corporal anormalmente bajo y ausencia total de apetito. En estos casos, es necesario que consultes
con un especialista. - Hiporexia: Estado físico y anímico en el que el anciano pierde poco a poco el apetito. Afecta a un
segmento muy amplio de la población: más de 8 millones de personas en España se ven afectadas
por él. Te lo explicamos a continuación.
Hiporexia o falta de apetito
Es un problema muy frecuente durante la vejez, ya que más del 60 % de personas mayores lo sufren.
El porcentaje puede llegar hasta el 90 % en personas mayores de 80 años.
Los ancianos tienden a reducir con el tiempo su consumo de alimentos, ya que la actividad física que
realizan a diario es menor y tienen menos apetito. Pero existen una serie de causas específicas de
distinta índole que provocan la hiporexia que debes conocer. Esta puede deberse a factores
psicológicos y factores fisiológicos.
Factores psicológicos que generan hiporexia
Por desgracia, la causa más común que genera la hiporexia es la soledad. Las personas mayores que
viven solas tienen peor calidad de vida que las que viven en familia, lo cual se debe a que ese estado
de soledad les provoca tristeza, depresión y ansiedad.
Esta situación hace que pierdan las ganas de alimentarse y de realizar actividades sociales. Tampoco
tienen ganas de cocinar, llegando incluso a declinar hacerlo para ellos solos.
En los factores psicológicos podemos incluir, además, las largas estancias en el hospital que pasan
algunos ancianos o incluso el ingreso en una residencia de mayores de forma involuntaria. Ambas
situaciones pueden generar depresión y, con ello, hiporexia.
Factores fisiológicos que generan hiporexia
Existen factores orgánicos y físicos que pueden provocar la falta de apetito en las personas mayores.
Entre los más comunes están:
- Consumo de algún fármaco que tenga especial efecto en el estómago. Se pueden citar como ejemplo
los medicamentos contra el cáncer o la morfina. - Padecer enfermedades que provocan trastornos digestivos, como el cáncer o incluso la demencia.
Cómo detectar la hiporexia
Normalmente, este trastorno puede pasar desapercibido cuando lo achacamos a la edad, lo que
supone un gran riesgo para la persona mayor que lo sufre. Es muy importante que sepas detectar las
señales que indican que el anciano está sufriendo esta patología, y únicamente es posible hacerlo
realizando un seguimiento de sus hábitos alimentarios.
Si detectas falta de apetito continuada y prolongada durante varias semanas, inapetencia de
alimentos y de platos que siempre le han gustado y mayor cansancio y debilidad, debes consultar
con el médico de forma urgente.
Consecuencias de la falta de apetito o hiporexia
Se trata de un trastorno que puede generar consecuencias muy serias en los ancianos debido a la
disminución de los nutrientes que necesitan para mantener la salud. Las consecuencias son las
siguientes:
- Desnutrición por falta de ingesta de nutrientes. Se trata de la consecuencia más grave que puede
generar la hiporexia. Esta causa, en sí misma, genera múltiples problemas de salud, como por
ejemplo bajada de defensas. Esta, a su vez, puede llevar a infecciones y complicaciones del estado
general de salud. - En los casos de ancianos que ya padecen alguna enfermedad, con la hiporexia se produce un
agravamiento. Se debe a que el sistema inmunitario se ve debilitado por la falta de nutrientes y eso
produce complicaciones. - Anemia por una alimentación incompleta e inadecuada que provoca falta de hierro. Esto puede
desembocar en complicaciones mayores y el anciano puede sufrir fatiga, cansancio, pérdida de
memoria, taquicardia, disnea, somnolencia e, incluso, alteración del sentido del gusto. - Los músculos también se ven afectados por la falta de nutrientes y se debilitan. Las consecuencias
son caídas frecuentes. Aumenta la dependencia de otras personas, ya que pueden llegar a ser
peligrosas las salidas a solas a la calle. - Cuando la enfermedad avanza, el anciano puede llegar a sufrir trastornos mentales más graves que
deberán ser tratados por un profesional.
Tratamiento de la hiporexia
Para el tratamiento de esta patología es imprescindible que llevemos a cabo un seguimiento del
paciente y el mantenimiento de unas rutinas diarias de alimentación equilibrada. Algunas medidas
recomendables que podemos darte son las siguientes:
- Adaptar el horario de las comidas a la situación actual. No debe ser un horario rígido, sino que es
preferible ofrecer comida al anciano siempre que lo desee para aprovechar los momentos en los que
tiene mayor apetito. - Dar platos de comida menos abundantes pero un mayor número de veces, es decir, menos cantidad
pero con más frecuencia, entre 5 y 6 veces al día. - Si el anciano lo necesita, facilitar ayuda para la deglución preparando una dieta de fácil masticación
con purés, verduras hervidas y lácteos. - Tener en cuenta que una comida que visualmente es agradable resulta mucho más apetecible para
cualquier persona. - No forzar nunca la ingesta, debes ser muy paciente, especialmente si tu familiar es muy reticente.
Como puedes ver, los cuidados, la paciencia y la compañía, junto con los consejos médicos, son la
base de la recuperación de la hiporexia para los ancianos que no quieren comer
