A medida que las personas van avanzando en la tercera edad, necesitan un mayor cuidado y atención para asegurarnos de que tengan una vida lo más sana y plena posible. Es por esta razón que conviene conocer bien cuáles son los cuidados de un adulto mayor en el hogar y fuera de él para poderles ayudar adecuadamente y que vivan una vida más plena y feliz.

 

Higiene corporal

 

El deterioro natural del cuerpo por el envejecimiento, impide que lo adultos mayores puedan realizar algunas tareas que podemos considerar básicas, como puede ser mantener la higiene corporal adecuada.

A la hora de duchar o bañar a una persona mayor, debemos asegurarnos de realizar la limpieza de forma delicada, cubriendo todo el cuerpo, y a la hora de secar, debemos de hacerlo lo más rápido posible para evitar que sienta frío y sin frotar en exceso, evitando que haya zonas que puedan quedar húmedas.

Además, según cada caso, algunas personas mayores pueden tener necesidades especiales para mantener una higiene adecuada y que debemos tener en cuenta.

Si el aseo se realiza en la cama, se hará por zonas y siguiendo un orden: cara, cuello, tronco, brazos, axilas, piernas, espalda, pies, y región perianal.

 

Movilidad en el hogar

 

Las personas ancianas pueden ver limitada su movilidad. Existen soluciones para ayudarles a desplazarse, como pueden ser los andadores, las sillas de ruedas o sillas de transferencia. También ayuda mucho tener una casa adaptada, con espacios amplios para poder moverse con estas ayudas, pero también con algunos soportes para poder agarrarse en zonas en las que sean especialmente necesarios, como puede ser el baño.

Además de esto, es importante vigilar posibles caídas de estas personas. Para ello no basta con estar pendientes de él, también debemos simplificar la casa. Para ello debemos crear un espacio más diáfano con menos muebles y esquinas que puedan provocar tropiezos y caídas. Por supuesto, cualquier mueble que tenga un mínimo de inestabilidad debemos apartarlo, pues puede ser un peligro si se usa como punto de apoyo. Por último, el suelo debe ser cómodo para andar por él, que no pueda provocar resbalones y que no tenga ningún tipo de saliente.

 

Alimentación

 

La nutrición y el estilo de vida contribuyen a mantener durante un mayor tiempo la salud de nuestros mayores. Es por eso que debemos ayudarles a mantener una dieta equilibrada y suficiente, pues en estas edades también se va produciendo una progresiva pérdida del apetito, que en caso de ser especialmente brusca o llamativa debe ser consultada con el médico.

A la hora de servir la comida, debemos asegurarnos de que los platos no estén demasiado fríos o demasiado calientes. Además, debemos permitir que la persona se alimente por sí misma siempre que sea posible para que pueda mantener su autonomía el máximo tiempo posible.

Por último, debemos asegurarnos de que el adulto mayor se mantenga correctamente hidratado, consumiendo una cantidad adecuada de agua, idealmente tomando agua “del tiempo”.

 

Cuidado de la piel

 

El cuidado de la piel de un adulto mayor es similar al de cualquier otra persona, pero hay que poner más cuidado y mimo ya que el estado de la piel es más delicado a esas edades. En primer lugar, debemos asegurarnos de hidratarla adecuadamente bebiendo unos 2 litros de agua al día, pero también usando cremas hidratantes tras la ducha o el baño; comer frutas y verduras, no fumar y evitar los ambientes muy secos, incluso usar un humidificador si fuese necesario.

 

Sueño

 

Conforme nos vamos haciendo mayores, nuestro sueño es menor y más ligero, nuestro sueño profundo se reduce y por esta razón a estas edades tendemos a despertarnos con más frecuencia.

Es importante intentar que el sueño tenga la mayor calidad posible, ya que los trastornos del sueño pueden acabar afectando a largo plazo a la memoria, la coordinación motora y generando irritabilidad.

Para facilitar un sueño de la mayor calidad posible, recomendamos tener en cuenta lo siguiente:

  • Mantener unas rutinas de sueño constantes a la hora de acostarse y levantarse.
  • Evitar el café o el té en la tarde y la noche.
  • Evitar acostarse inmediatamente tras la cena.
  • Realizar ejercicios diarios.
  • Evitar situaciones complejas o intensas a última hora de la tarde que puedan afectar al sueño.

 

Monitorización de la salud

 

Una de las tareas más importantes de la familia y cuidadores de una persona mayor, es el control de su salud y asegurarnos de que cumple con los tratamientos que tenga pautados.

En este caso, cada persona es diferente y puede tener unas necesidades determinadas para las que la persona que se encargue del cuidado del mayor debe estar preparado.

 

Otros consejos para el cuidado de adultos mayores

 

Más allá de estos temas, conviene seguir una serie de pautas y recomendaciones para asegurarnos de que ofrecemos un cuidado adecuado a nuestros mayores.

  • Crear una rutina diaria.
  • Contar con apoyo específico adecuado para cuando sea necesario, una cuidadora o cuidador de ancianos por horas puede ser la mejor opción.
  • Crear un registro de los medicamentos que consume la persona para evitar los olvidos, suministrar más dosis de las necesarias y la automedicación. Aquí suelen ser de gran utilidad los pastilleros semanales o mensuales, especialmente en ancianos polimedicados.
  • Dar cariño y escuchar de manera activa para que la persona se sienta más feliz, querida y entendida.

 

Cuidar a las personas mayores pensando en ellas

 

Aunque pueda parecer evidente, debemos cuidar a las personas mayores pensando en ellas. Esto no es algo que tengamos tan en cuenta como creemos, debemos ponernos en su piel y pensar cómo se sentirán. Por eso no solo debemos ayudarles y cuidarles, sino también ayudarles a mantener su autonomía lo máximo posible.

La autoestima y sentimientos del mayor son muy importantes, pues debido en muchos casos a su estado de dependencia se ven afectados. Por eso los familiares y cuidadores no deben limitarse solo al cuidado físico de las personas, sino también fomentar su salud emocional.

Yolanda Prieto Marcos
Nº Colegiado 33.013 (CODEM Colegio Oficial de Enfermería de Madrid)
Yolanda Prieto es diplomada en Enfermería por la Universidad de Salamanca . Además, es diplomada en Nutrición y dietética. Cuenta con más con 30 años de experiencia en atención primaria y domiciliaria y amplia formación sobre atención al anciano y personas con dependencia.